Estamos ahora en el año 3003. Se trata de transportar unos tubos desde la tierra hasta Júpiter, para reconstruir una red de distribución de líquidos. Se necesitan miles de tubos de diferentes diámetros. El proyecto, muy atractivo, sale a licitación. Se presentan todas las empresas de transporte que existen en la galaxia.
La compañía Andrómeda, con sus dos millones de trabajadores y la flota de naves interplanetarias más modernas del momento, presenta su propuesta con la certeza de no tener competencia.
Contra todo pronóstico, la licitación se la adjudican a una pequeña empresa, Juan Pérez e hijo, con solo trescientos cuarenta y siete trabajadores (incluidos el señor Pérez y su hijo), que solo dispone de ocho naves interplanetarias casi pasadas de moda.
Cuando los furiosos directivos de Andrómeda investigaron lo sucedido se encontraron con que el señor Juan Pérez y su hijo se habían apersonado del asunto y se les había ocurrido un pequeño detalle: como los tubos eran de diámetros diferentes, calcularon su propuesta metiendo unos tubos dentro de otros con lo cual reducían varias veces el volumen de la carga y por lo tanto el costo del transporte.
Luego de esta experiencia tan dolorosa y como se sabía que dentro de cinco años habría una nueva licitación, esta vez entre la tierra y neptuno, el departamento de investigación y desarrollo de Andrómeda empezó a actuar. Construyó una máquina monumental capaz de disminuir a una diezmillonésima el volumen de la carga mediante la aplicación de unos rayos transformadores de la materia. Aplicados en sentido contrario, la carga podía volverse a su tamaño original en el sitio de destino.
Llegado el momento de la nueva licitación, presentaron su propuesta calculada con esta sorprendente innovación tecnológica.
Pero su sorpresa fue mayúscula cuando otra vez la licitación se la adjudicaron a Juan Pérez e hijo.
¿Qué había sucedido? Que Juan Pérez y su hijo habían logrado copiar la máquina reducidora de tamaño. Pero antes de someter a los tubos a este proceso, se cuidaron de introducir los de menor diámetro dentro de los más grandes, exactamente como lo habían hecho hace cinco años.
¿Puede sacar de la alegoría de unos tubos un par de conclusiones útiles para su empresa?
Etiquetas: alegoría, crisisología, empresa, gerencia, licitación, propuesta, tubos
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