Nosotros
La historia de este portal comenzó en 1996 cuando quebró mi empresa y quedé en la ruina.
Había ido a la universidad a estudiar gerencia. Había, incluso, viajado al exterior para afinar mis conocimientos.
Fui un gerente exitoso conduciendo empresas ajenas, hasta que un día tomé la determinación de renunciar a mi cargo y crear mi propia empresa.
Mi razonamiento parecía contundente: si había sido bueno creando riqueza para otros, ¿por qué no me dedicaba ahora a crear riqueza para mi familia?
Seguí siendo un gerente exitoso conduciendo mi propia empresa durante unos siete años. La empresa le permitía vivir muy bien a mi familia, pagaba impuestos, daba empleo, la apreciaban sus clientes y sus proveedores y el sector financiero le abría sus puertas.
Pero esa misma empresa me arruinó en tres años. No solamente perdí todo mi patrimonio sino que le hice daño al patrimonio de los trabajadores, del Estado, de los proveedores y de los acreedores financieros.
En este punto aprendí una de las leyes que gobiernan la crisis: las empresas son poco eficientes produciendo riqueza pero son diabólicamente eficientes destruyéndola.
Aprendí también que las crisis no andan solas sino en pequeñas manadas. En efecto, a mi crisis económica se le sumó una crisis de salud.
No sólo estaba en la inopia sino que el estrés me produjo serios quebrantos de salud. A mi crisis económica se agregó mi crisis de salud. Y, apenas unos meses después, a mi crisis económica se sumó la crisis económica de mi esposa.
Mi familia pasó de la prosperidad a la bancarrota en pocos meses. Aprendí aquí otra lección inolvidable e indeseable: lo único peor que ser pobre es empobrecerse.
Ya no existen las empresas que conduje exitosamente. Tampoco existe la mía. Miro hacia atrás y advierto que han desaparecido decenas de ellas que hace una década o dos eran muy boyantes. ¿Qué se han hecho? ¿Por qué desaparecieron si parecían invencibles?
Algunas eran enormes, otras muy pequeñas. Para todas ellas llegó, muy puntual, su crisis de supervivencia. Enfermaron y murieron.
Esta observación me llevó a formular la ley determinista de la crisis o ley de la entropía empresarial a la cual me referiré en otro lugar.
Mi primer contacto personal con la crisis no fue entonces en la universidad sino en mi propia empresa. En sus aulas nunca me enseñaron que, tarde o temprano, las empresas mueren, igual que cualquier otro ser. No son eternas, tienen su ciclo de vida. De enseñarme esta lección se encargó la vida.
Resulta que en los textos de gerencia pocas veces aparece la palabra crisis. Es como si no existiera. Como si las empresas fueran eternas.
Cuando la verdad es que la crisis siempre está allí, al acecho, a la vuelta de la esquina. Dispuesta siempre a devorar las empresas.
Aprendí que si no existiera la crisis, no existirían gerentes. ¿Para qué? ¿Para conducir una eterna y monótona bonanza?
Los gerentes existen porque existen las crisis. De otra manera serían innecesarios.
La crisis no es entonces un tema más de gerencia. Es, con toda certeza, el gran tema gerencial de todos los tiempos.
Este portal habla de crisis empresarial, es decir, de gerencia. Les ofrece a los gerentes del mundo una forma diferente de ver las empresas: la CRISISOLOGÍA les señala una alternativa diferente para ver y para conducir empresas. Sin duda una alternativa más simple y eficaz.
Inicialmente este portal se presenta en Español. Próximamente aparecerá en Inglés.
En todo caso es un portal vivo. Cada vez que lo visiten encontrarán en él algún concepto útil.
En el apartado ESCUELA DE GERENTES usted aprende, paso a paso, de qué trata esta disciplina.
En el apartado ESCUELA DE INGRESOS encuentra, por fascículos, mi posición personal respecto a la generación de abundantes ingresos para las empresas.
En GERENCIALIDADES aparecen artículos sobre temas afines a la gerencia, no siempre escritos por mí.
En RÉGIMEN DE INSOLVENCIA (Ley 1116/06) aparece tanto el texto de esta ley como artículos pedagógicos, que buscan mostrarles a los gerentes y empresarios colombianos la utilidad de este régimen, tanto desde el punto de vista del acreedor como del deudor.
Espero que cada vez que lo visiten encuentren algo útil en este portal.
Cordialmente,
Álvaro Marín-Hoyos
Crisisólogo
alvaromarinh@crisisologia.com